Cuando tienes una Thermomix (¿o se dice "un Thermomix"?, nunca lo he sabido...), piensas que hay ciertas recetas en las que este robot te salva la vida. Básicamente todas aquellas en las que tienes que remover continuamente mientras cocinas (léase salsa bechamel), o aquellas en las que tras cocinar hay que triturar lo cocinado (léase cremas de verduras). No estoy diciendo que solo se pueda usar para esto, pero sí es cierto que en este tipo de recetas se ahorra uno mucho trabajo haciéndolas con la maquinita.
En cuanto a los postres, tanto las cremas que necesiten cocción (natillas, crema pastelera, crema inglesa...) como el arroz con leche se hacen de maravilla... Casi siempre. El caso es que la primera vez que hice arroz con leche, siguiendo la receta del libro que venía con el aparatito, no me convenció en absoluto el resultado. Así que seguí probando otras recetas hasta que di con esta de Cristina Galiano, que os animo a que probéis, pues el resultado es estupendo. Y es que, según ella misma explica, "para elaborar el arroz con leche en el Thermomix hay que cocerlo previamente con agua y un pizco de sal, ya que, de lo contrario, se encalla o endurece, y la cocción es tan larga que termina deshaciéndose".
Ingredientes:
10 o 20 g de piel amarilla de un limón gordo (la verdad es que yo no lo he pesado, he puesto un poco a ojo)
500 g de agua
200 g de arroz normal
un pizco de sal
600 g de leche caliente
1 palito de canela en rama de unos 5 cm de largo
180 g de azúcar
canela en polvo para espolvorear
{100 g de nata líquida, si se quiere hacer más cremoso, tipo asturiano}
Preparación:
Colocar la mariposa en las cuchillas, poner en el vaso la piel de limón, el agua, el arroz y la sal y programar giro a la izquierda, 10 minutos, 100 grados, velocidad cuchara, colocando el cestillo sobre la tapa, en vez del cubilete.
Añadir ahora la leche, que se habrá calentado previamente (por ejemplo en el microondas, junto al palito de canela, a potencia máxima unos 4 minutos, de manera que se caliente pero no hierva), y programar 4 minutos, 100 grados, velocidad cuchara, y de nuevo con el cestillo en lugar del cubilete.
(Nos avisa la autora de la receta de que puede ocurrir -no ha sido mi caso- de que al cabo de dos minutos esta leche puede intentar salirse y aparecer por encima de la tapa. En ese caso, sin parar la máquina, levantar el cestillo para que la preparación respire y bajar la tempertura a 90 grados).
Una vez pasados los cuatro minutos, añadir el azúcar y programar (siempre con el cestillo puesto): 2 minutos, 100 grados, velocidad cuchara. Estos dos minutos podrían ser 3 o 4, según el tipo de arroz y de si se quiere más o menos entero. Por ello lo mejor es ir añadiendo de 1 en 1 minuto, probándolo cada vez hasta que esté a nuestro gusto. Debe quedar blando y cremoso, pero no deshecho ni como papilla.
Volcarlo en una fuente amplia y dejar que se enfríe. Durante el enfriamiento embebe gran parte de la leche que le ha sobrado. Cuando esté totalmente frío, se espolvoreará con canela en polvo (por cierto, que en el de la foto se me pasó :-( ).
Para conservarlo bien y que no se reseque, guardarlo siempre en la nevera cubriendo toda la fuente con lámina de plástico trasparente bien pegada.
(Otra opción es, si tenéis una fiambrera -tupper- amplia y plana, ponerlo ahí a enfriar y luego taparlo sin más).
{Si queremos hacerlo estilo asturiano, prolongaremos la cocción un par de minutos más añadiendo los 100 g de nata líquida. Ya sabéis que esto lo hará también más calórico.}
¡Espero que os guste!
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